MARACAIBO Y LA ENVIDIA SOCIAL


En estos días nuestra preocupación ha estado centrada en Maracaibo. Por alguna u otra razón, escritores, intelectuales y profesionales en general, han mostrado su preocupación por lo que acontece actualmente en  nuestra ciudad. Algunos con firmeza han levantado su voz de protesta diciendo “el gobierno chavista se ha ensañado con Maracaibo”. Es posible que no sea una política pública explícita, pero sí creo que en el subconsciente de algunos políticos de esa tolda, existen actos fallidos que nos conducen a esa conclusión. 


¡A mí me parece en parte! que lo que ocurre con Maracaibo, es el resultado de lo que algunos psicólogos sociales   han comenzado a estudiar sobre una  fuerza ancestral que llaman la “envidia social”. Con  lo cual, la envidia pasa de lo individual a lo colectivo, y se convierte en un “acontecimiento comunitario, demoledor y destructivo”. Transformándose en un instrumento político de eliminación del adversario. Así ejerciendo la “envidia social” se violentan los resultados electorales de las regiones, se remueven Alcaldes y Gobernadores no afectos al poder central, se les establece un cerco presupuestario y financiero, anulan sus medios de comunicación independientes y tratan de borrar todo vestigio de “hablas y modales” propios de su idiosincrasia regional. Mientras los servicios públicos alcanzan niveles africanizados. 

   

De Maracaibo lo que se “envidia” de  su historia, es que siempre ha sido un colectivo urbano que durante siglos, ha mostrado vanguardia en las artes de todo tipo de  géneros. Inclusive de algo tan trivial como la energía eléctrica o el cine, en los cuales Maracaibo fue pionera. También su pertinaz devoción por La Chinita, cuya celebración y  bajada majestuosa de todos los años, da un aire de grandeza a las creencias religiosas del pueblo marabino. Poetas, pintores y cantores del folklore zuliano en especial la  Gaita, como expresión del descontento popular. Factores que  se han convertido en embajadores de ese “imperialismo regionalista” que se sintetiza en la frase “se habla maracucho”.


Para no hacer tan extensa,  las cosas por las cuales nos sentimos orgullosos de Maracaibo, señalemos su capacidad de “resiliencia colectiva”. Durante los años que lleva la democracia, la ciudad   ha luchado contra el “centralismo”, que no es sino otra forma de “envidia social capitalina” que genera su fuerza creadora, productiva e irreverente. 


Ya no es el personaje de “Rafucho El Maracucho” de RCTV, que nos hacía parecer como ordinarios y belicosos. Ahora son nuevas formas de “envidia social” para silenciar a sus habitantes y vengar su “discrepancia”  al no creer en el  proyecto chavista.


Definitivamente, las formas de destrucción en una comunidad urbana como Maracaibo, se han realizado con esta arma moderna que hemos  denominado la “envidia social”. Arma silenciosa pero efectiva.


Esperemos  que desde nuestro sentido de comunidad, el alma zuliana y marabina sea como el Relámpago del Catatumbo, que se mantenga encendido para vencer la oscuridad. 


David Chavez O.

Agosto/2020


Comentarios